Hoy, como sucede a menudo, faltó unas de las enfermeras que nos acompañan todos los días.
Francisco estuvo bastante tranquilo, pero me dí cuenta de lo acostumbrado a estar a upa y constantemente con alguien a su lado. No lo podía dejar ni un ratito solo, que se largaba a llorar enseguida.
La verdad es que, a pesar de que me daba un poco de lástima, lo dejé.
Por supuesto después lo mimé bastante. Para compensar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario